Llega la edad donde todos deseamos llegar vivos, pero sin las marcas del implacable tiempo, no obstante lo mas importante no son las marcas, líneas o arrugas de la piel sino las marcas, líneas y arrugas que las embestidas del tiempo han dejado en nuestro interior.
Que ningún acontecimiento negativo en la vida limite tu libertad de vivir por y para vivir feliz. Alimenta tu alma, tu espíritu con las maravillas de la creación, con lo hermoso que Dios te ha dado, toma el suplemento vitamínico del sabor de tu fruta preferida que deje en el paladar el sabor del amor, del perdón y por tanto de la paz. La paz que da una conciencia tranquila, una conciencia donde se haya eliminado el rencor, la rabia, la sed de venganza, el desamor, las raíces de amargura.
Son tantos los accidentes que nos suceden a través de este gran viaje en el vehiculo VIDA, que nuestro espíritu se resquebraja, acongoja, lastima. Por lo que se hace urgente, cueste lo que cueste, tomar ese medicamento que nos saque una sonrisa radiante, un guiño o un gesto agradable, que saquen al exterior expresiones donde como hombre o mujer envejecientes nos distingan por transmitir calma y sosiego.
Dios llena cualquier vacio que se encuentre en nuestro interior, limpia todo lo desagradable haciendo la cirugía adecuada o nos inyecta colágeno para eliminar o suavizar las arrugas del alma. Esa medicina divina te proporcionará estabilidad y tiene efecto prolongado, incrementará tus fuerzas semejante a las del águila.
Ese divino suplemento vitamínico dará una tesura y elasticidad al alma de tal forma que serás como un niño, tendrás nuevos deseos de reír, saltar, cantar, tal y como cuando eras bebe. ¿Recuerdas?
Cuando compruebes que tus nuevas expresiones están motivando, seduciendo y marcando la vida positivamente de los que están a tu lado, tu alegría no tendrá fin. Y dirás como dice una canción. Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Sin embargo como nuestra mente no es una computadora donde podríamos borrar o eliminar todo lo malo que hay allí archivado ni una cinta de grabación rehusable, en la cual borramos, eliminamos y agregamos nuevos sucesos, de vez en cuando nos sorprenderán pensamientos que probablemente humedezcan nuestros ojos, pero en ese caso demos una sacudidita a la cabeza y traigamos a la memoria otros que también nos humedecerán los ojos pero de satisfacción, por ejemplo ,aquel día que por vez primera tuviste en tus brazos a tu hijo o el día que diste tu primer beso a tu enamorado. Anda corre, anota en una libreta cuantas cosas lindas te han acontecido y que no lo habías notado hasta hoy.
Prepara un cuaderno y conviértelo en el cuaderno del agradecimiento a Dios, escribiendo esos momentos gratos ahí, de inmediato notarás que el colágeno está haciendo su efecto, las arrugas disminuyen y sentirás nueva tesura, firmeza y elasticidad en la piel de tu alma. Ahora solo debes cuidarte de que las nuevas agresiones causadas por el trajín externo y las relaciones interpersonales no te afecten y veras como esa piel del alma antes llena de heridas, marcas y manchas comienza a pigmentarse, a aclarar, se vera radiante, luminosa, humectada, tu mirada lucirá iluminada, porque de la belleza del corazón hablará tu rostro.
Ya no te expondrás a permitir que nada te afecte de nuevo para no dañar esa cirugía interna hecha por las manos del Señor, allí donde ningún ser humano puede llegar, allí donde la ciencia se detiene para darle paso al médico por excelencia, no hay farmacia que suministre ese medicamento que solo llega de la botica del Altísimo.
Desde hoy no escondas ese rostro mas porque has visto en tu espejo que los años se están notando, al contrario exhibe el rostro de tu nueva vida interna, no escondas nada que sientas.
Hoy tienes una razón para sonreír, hoy tienes una razón para ser feliz. Hoy Dios te da de alta porque te ha colocado un nuevo corazón y te ha inyectado sanidad. Hoy puedes repetir y repetir y repetir, gracias Señor por los años que tengo, gracias por haberme dado tantos.
Autora: Raquel D.M. Demorizi L.
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