Muchos en el mundo, por diversas razones y circunstancias, no han tenido a su lado sus padres ni verdaderos abuelos, pero por providencia divina han llegado otras personas a ocupar el lugar, aunque del todo no llenen el vacio que los propios han dejado, pero han puesto su afán en hacerlo lo mejor posible.
Recuerda que actuamos de acuerdo a lo que hemos recibido en la vida; podría ser que no obtuvieras todo el amor y cuidado, tal y como deseaste o quizás esas personas que te han cuidado carecieron de ello, por tanto no saben como hacerlo y a su modo te han suministrado lo que a su entender es mejor. No fuiste abandonado al azar y si así lo consideras, baja tu mirada hacia esas manos que te han atendido, arropado, alimentado. Hacia ese ser que te ha escuchado, corregido, quizás muy duro a veces, pero ha sido para disciplinarte, no para maltratarte y eso puedes distinguirlo ahora que tienes la edad de evaluarlo. Devuélveles ahora esa atención, págales con la moneda AMOR.
Si están decaidos, desalentados hazles saber que no se entregaron en vano a tu cuidado. Hazles saber que estás agradecido. Si algo te duele, despójalo de tu ser. PERDONA. No les recuerdes lo desagradable del ayer. En el hoy, transmíteles alegrías; los días se acortan y las palabras deben expresarse ahora que están vivos.
Disfruta la bendición de que los tuviste a tu lado. Dios los colocó en tu camino, no seas ciego, mira que todo el mundo no tiene ese privilegio; dáles TU APOYO es lo que ahora necesitan y Dios te apoyará a ti, hablarles de las fallas cometidas seria una estupidez, soluciona el probema de hoy; si tienes que decir algo, que sean palabras constructivas y cuando todo sea parte de la historia, sentirás quietud y calma, podrás decir...
¡Gracias Dios mio por los padres y abuelos sustitutos que me regalaste!.
autora: RAQUEL D. M. DEMORIZI LUNA
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