Vivimos muy felices en nuestros hogares y no dedicamos un segundo de un día cualquiera a caminar por esos barrios, esos callejones donde realmente está la pobreza. Muchas manos están dispuestas a ayudar a un niño -y eso es excelente-, pero muy pocas están dispuestas a ir a bañar a un anciano, a cambiarle sus ropas interiores sucias y a ponerles también pampers a los que así necesitan. Esa tarea se hace mas pesada. Limpiar gente adulta y, además, viejos.
Si ciertamente hay muchos niños que hoy no tienen que comer, de igual forma hay muchos ancianos que tampoco tienen, pero puede darse el caso que viven solos y aunque tengan la comida no la puedan preparar. ¡Que bien caería una manito en situaciones así y usted llegue de sorpresa con una taza de habichuelas y un poco de arroz!. Muchos ancianos viven perfectamente solos pero no podemos negar que otros requieren de asistencia y de compañía.
Hay algunos que apenas tienen una cobija toda rota para cubrirse en las noches y mueren antes de tiempo por desnutrición. Mire en sus hogares; estoy segura que usted posee un frasco de suplemento vitamínico que ayude a un anciano a vivir unos días mas. Sus techos están llenos de goteras y usted con tanto dinero que no sabe que hacer con el, tome un poquito de lo que DIOS le ha regalado y compre unas cuantas hojas de zinc y teche un hogar, busque en su despensa que está bien suplida un paquete de arroz y llévelo con una sonrisa a esa casa donde reina la carencia y la desesperanza.
Lleve una escoba y limpie el lugar, porque esas manos ya no tienen fuerzas para sostener la escoba ni su espalda le permite recoger la basura. ¡Qué agradecido se sentirá esa persona y usted, de seguro, muy complacido!
Si ciertamente hay muchos niños que hoy no tienen que comer, de igual forma hay muchos ancianos que tampoco tienen, pero puede darse el caso que viven solos y aunque tengan la comida no la puedan preparar. ¡Que bien caería una manito en situaciones así y usted llegue de sorpresa con una taza de habichuelas y un poco de arroz!. Muchos ancianos viven perfectamente solos pero no podemos negar que otros requieren de asistencia y de compañía.
Hay algunos que apenas tienen una cobija toda rota para cubrirse en las noches y mueren antes de tiempo por desnutrición. Mire en sus hogares; estoy segura que usted posee un frasco de suplemento vitamínico que ayude a un anciano a vivir unos días mas. Sus techos están llenos de goteras y usted con tanto dinero que no sabe que hacer con el, tome un poquito de lo que DIOS le ha regalado y compre unas cuantas hojas de zinc y teche un hogar, busque en su despensa que está bien suplida un paquete de arroz y llévelo con una sonrisa a esa casa donde reina la carencia y la desesperanza.
Lleve una escoba y limpie el lugar, porque esas manos ya no tienen fuerzas para sostener la escoba ni su espalda le permite recoger la basura. ¡Qué agradecido se sentirá esa persona y usted, de seguro, muy complacido!
Es triste ver por las calles algunos ancianos de nuestro país que apenas pueden caminar, aún realizando labores de limpieza, vendiendo utensilios para sobrevivir, quizás enfermos y sin dinero para suministrarse los primeros auxilios y sobre todo, tienen que soportar nuestros maltratos y desplantes en las calles si en ocasiones nos piden algo. Nuestro gobierno hace mucho pero no todo lo podemos dejar en sus manos. Si todos agregamos un grano de arena, la labor es mas fácil, nadie es tan pobre que no tenga nada que dar, aun sea un momento de compañía.
La pobreza sólo la conoce el pobre. Dice la Palabra de Dios que es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico al reino de los cielos. No es que el rico no pueda entrar, sino que el rico da lo que le sobra, y a veces lo canta mucho para que todos noten lo que ha regalado, y se preocupa mas en acumular riqueza que en compartirla.
La pobreza sólo la conoce el pobre. Dice la Palabra de Dios que es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico al reino de los cielos. No es que el rico no pueda entrar, sino que el rico da lo que le sobra, y a veces lo canta mucho para que todos noten lo que ha regalado, y se preocupa mas en acumular riqueza que en compartirla.
Debemos de pensar (usted que tiene alguito para dar) que hay muchos necesitados a nuestro lado y ya trabajar aunque quieren no pueden; busque en su casa esa ropita, esa sabanita, esa silla que sobra, esa lata de sopa y llévela con cariño a un anciano en el día de hoy. Regale el pan del sustento de un día mas, que usted será doblemente bendecido. Porque cuando mañana le toque este momento, así como hoy usted socorre a un ancianito que la gente opina que ya vivió lo suficiente, mañana Dios -cuando estés en esas condiciones- te socorrerá a ti, porque ten presente que muchas cosas no pueden comprarse con dinero. y que Dios nunca olvida las buenas obras de sus hijos y se las devuelve duplicadas.
autora: Raquel Demorizi L.
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