Desde bebitos nos educan tanto dentro del ambiente familiar de nuestro hogar como en el centro escolar que lavarnos las manos sobre todo después de ir al baño y antes de las comidas es una norma higiénica, ya que por este medio evitamos la transmisión de bacterias, microbios y por consiguiente nos protege de enfermedades de contagio. Actualmente se han hecho estudios que determinan que las manos de la mujer, debido a su constitución física, contiene mas microbios que las del hombre, pero eso no significa que la higiene es diferente.
Las manos son nuestro imprescindible instrumento para realizar nuestras labores cotidianas, sin ellas requeriríamos de un nuevo aprendizaje con nuevas herramientas. Por medio de nuestras manos nos contaminamos de forma natural o mediante el contacto con otras fuentes contaminantes.
Algunas de las causas comunes a través de las cuales nos infectamos con ellas son tan comunes como la gripe... por ejemplo... al sacudirnos la nariz, al estornudar, al llevarnos la mano a la boca, o al saludar a alguien agripado. Otra fuente frecuente es al ir al baño. Otras grandes fuentes de contaminación son los carritos de los supermercados y el teclado de la computadora, los cuales deben ser debidamente desinfectados antes de ponernos en contacto con ellos.
Observemos que el contagio de microbios es propio en cualquier edad. No debemos olvidar jamás que por tener cierta edad se han de ignorar las reglas de higiene. Hay envejecientes que debido a dificultades por ejemplo temblor en sus manos u otros impedimentos físicos, les es difícil abrir la llave del agua para lavarse, por lo que seria bueno solicitar a un familiar o amigo le mantenga en lugar adecuado y fácil una ponchera con agua limpia y jabón a mano, donde le sea cómodo ejecutar la acción, aquellos que aun no tienen la facilidad de que alguien les coloque esta ponchera puede comprar jabón desinfectante que venden en cualquier lugar y solo se echa en sus manos y las frota.
Siempre hay alternativas al alcance de sus manos, y los cuidadores de ancianos no deben jamás olvidar limpiar las manos de aquellos que requieren todo tipo de ayuda y hacerlo con amor.
Las manos se contaminan tocando tierra sembrando matitas,
manipulando objetos que han sido tocados por personas enfermas, tocando heridas o asistiendo a centros clínicos público o privado, asistiendo a centros de actividades o de diversiones publico o privado, al tocar substancias limpiadoras o insecticidas los cuales suelen ser muy dañinos, al limpiar a un niño o a adulto, cuando tienes gripe al tocarte tu nariz o boca, tanto tuya o de otra persona bajo tu cuidado o contacto, al salir a la calle pues tocas varias superficies llenas de microbios.
Finalmente no deben olvidar lavarse las manos varias veces al día antes de tocar alimentos, antes de curar heridas, antes de alimentarse, y además, algo importante, enseñar a sus nietos y a quienes con usted comparten lo importante de esta acción.
La higiene de nuestras manos es para nunca olvidarla mis queridos envejecientes, pues de su limpieza despenderá mucho parte de nuestra salud.
Las manos son nuestro imprescindible instrumento para realizar nuestras labores cotidianas, sin ellas requeriríamos de un nuevo aprendizaje con nuevas herramientas. Por medio de nuestras manos nos contaminamos de forma natural o mediante el contacto con otras fuentes contaminantes.
Observemos que el contagio de microbios es propio en cualquier edad. No debemos olvidar jamás que por tener cierta edad se han de ignorar las reglas de higiene. Hay envejecientes que debido a dificultades por ejemplo temblor en sus manos u otros impedimentos físicos, les es difícil abrir la llave del agua para lavarse, por lo que seria bueno solicitar a un familiar o amigo le mantenga en lugar adecuado y fácil una ponchera con agua limpia y jabón a mano, donde le sea cómodo ejecutar la acción, aquellos que aun no tienen la facilidad de que alguien les coloque esta ponchera puede comprar jabón desinfectante que venden en cualquier lugar y solo se echa en sus manos y las frota.
Siempre hay alternativas al alcance de sus manos, y los cuidadores de ancianos no deben jamás olvidar limpiar las manos de aquellos que requieren todo tipo de ayuda y hacerlo con amor.
Las manos se contaminan tocando tierra sembrando matitas,
Finalmente no deben olvidar lavarse las manos varias veces al día antes de tocar alimentos, antes de curar heridas, antes de alimentarse, y además, algo importante, enseñar a sus nietos y a quienes con usted comparten lo importante de esta acción.
La higiene de nuestras manos es para nunca olvidarla mis queridos envejecientes, pues de su limpieza despenderá mucho parte de nuestra salud.
Lic. Raquel Demorizi
NOTA: SE PERMITE LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL , SIEMPRE Y CUANDO SE CITE LA FUENTE Y/O EL NOMBRE DE SU AUTORA
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