
Muchos dicen que los nietos se quieren mas que los hijos, y yo me pregunto ¿caso eso puede ser cierto ya que a mis hijos los parí con dolor y amor pero a mis nietos no? son simplemente la unión de alguien muy querido, en este caso los hijos, con alguien que a veces ni conocemos, y que con el tiempo aprendemos a amar.
Los nietos se quieren muchisisisimo, es un amor incondicional y recíproco, a veces inexplicable. Cuando recibimos la noticia de que seremos abuelos, todo en nuestro ser se emociona igualito como si estuviéramos esperando un niño producto de nuestras propias entrañas.
Hay demasiadas razones para amar a nuestros nietos de tal manera que a veces creamos conflictos con sus padres, pues adquirimos la errada idea de que son nuestros, verdaderamente son parte de nosotros, pero no nuestros.
Nuestros hijos ya se han hecho hombres y mujeres, y estamos hambrientos de encontrar donde depositar el amor que aun permanece en nosotros, pero ya los niños no están, ahora son adultos, se marcharon del hogar, nuestra pareja quizás ha muerto y si no, normalmente creen que somos hermanos en lugar de esposos, y de repente llega la noticia, seremos abuelos. eso es grandioso, desbordamos todo el amor en esas criaturas. Por eso los amamos de esa forma. Esos angelitos llegan en el momento oportuno a llenar un vacío en nuestros corazones que estaba desfalleciendo lentamente, suministrándonos de nuevo motivación para vivir y por quien vivir.
Muchos dicen que les consentimos lo que no consentimos a los hijos;es que ahora estamos menos afanados en criar y además fatigados por los pasos de la vida transitados, nos tornamos un juguete en manos de ellos y los llenamos de abrazos, besos y ternura, en parte quizás porque estamos necesitados de ello o probablemente pasamos por alto ese importantísimo detalle con los hijos lo cual esta ahí latente en nuestra vejez.
A ellos damos los besos que tal vez no dimos a los hijos porque pensábamos que tardarían mas en crecer y el trabajo y el trajín nos robó ese valioso momento que nunca volveríamos a tener. Ese amor es recíproco, ellos nos lamen toda la cara tratando de darnos cariñitos y besitos también, y díganme si hay alguien que no se derrita ante tal hazaña, !que nos llenen de baba es una delicia!
Nos dan los besos que nadie nos está brindando. Es revivir la juventud haciendo que el corazón palpite vigorosamente como si fuéramos adolescentes. Con un nieto en los brazos tenemos al hijo; tenemos la juventud que se nos escapó un día no lejano.
También nos llega un amor verdadero, sin malicia e inocente que nada pide y todo da. Los nietos nos regresan a la vida por mas que discutamos con ellos y nos enojemos, pero si nos faltan volvería nuestra existencia a perder su esencia.
Pueden ver que no es que se quieren mas que a los hijos, Jamás, es que son la pastillita de motivación que necesitábamos en esta tercera o cuarta edad. A nuestra casa ahora lleno de viejos y silenciosa traen risas con sus monerías, nace una nueva ilusión para vivir que nos ha de ayudar a culminar la misma, con acción de gracias a nuestro Creador.
autora: Raquel Demorizi L.
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