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Bienvenido al Centro Orientación para la 3ra. Edad. Aqui apreciarás el paso de las estaciones de tu vida, como hiciste con las estaciones del año, donde quedaron rastros indelebles. Disfruta sus huellas de amor y las del dolor -pues ambas- alegrías y penas, conviven en el peregrinar de la vida. MIRA positivamente tus años, hasta que el reloj de Dios marque su hora. Tus días están en Sus Manos. Recuerdos del ayer te angustiarán... llora, pero no entristezcas; deja que el HOY te acaricie. Es un regalo de AMOR. Oriéntate, Vive Y Ama .



Y si te preguntas ¿porqué poema en esta pagina de 3ra. edad? te diré que algunos dedican poesías y concursos sobre enfermedades y pensé, ¿porqué no poesía sobre temas expuestos? No estemos tan serios. La vejez es baile lento, hay que saberla bailar para no perder el ritmo. Si no gustas de ellas NO HAY PROBLEMA, a su izquierda lee en etiquetas y verás MUCHOS TEMAS A TU GUSTO. Piensa ¿y que seríamos sin los nietos? Adobe su vejez con la miel de un poema o melodía, eche a un lado lo que estorba y sonría con lo bueno que nos otorga. Le invito a escribir poesías al nieto o niño amado. Son parte de nuestro ser ¿porqué excluirlos ? con poemas, dolores, niños y alegrías, olfatearemos la fragancia final del otoño. Sonríe, otros no pueden sonreír ¿lo sabias?

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miércoles, 23 de marzo de 2011

AUTOMEDICACIÓN EN EL ADULTO MAYOR


Una de las características por la que está discurriendo la transición demográfica en los países desarrollados y en muchos en vías de desarrollo es el envejecimiento poblacional. Esta situación se ha constituido en un problema de estado para estas naciones, dado que la vejez de sus habitantes o el aumento de la expectativa de vida, implica la falta de garantía de las medidas de contención socio-sanitaria para dicho conglomerado envejeciente. Ni aún con el crecimiento económico actual ni con los venideros.

Demos una mirada puntual sobre la cuestión: la Asamblea Mundial sobre Envejecimiento del año 1982 ya se refería a un mundo envejecido, referenciando la ecuación que señala que entre los años 50 y 2025 la población mundial se está multiplicando por tres, mientras que el sector de personas de la tercera edad se está multiplicando por cinco, haciendo la salvedad que en países de economías dependiente estas cifras son superiores en lo que se refiere a adultos mayores.

El envejecimiento poblacional se hace sentir, en cuanto a sus consecuencias adversas, sobre las variables económicas, las finanzas, el perfil epidemiológico y la estructura social en diversas regiones de nuestro mundo globalizado. Al respecto en nuestro país la población de personas mayores de 65 años ha venido creciendo desde 1895, se acentúo en la década del 40, potenciándose en los 70 y convirtiéndose en una realidad palpable en los últimos decenios. Junto a Uruguay y Chile, la Argentina integra el trío de naciones más envejecidas del cono sur de América. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que esta franja de la población crecerá en América Latina un 138% con proyección al 2020, lo cual significaría 13 millones de adultos mayores argentinos para esa fecha, al respecto se estima que más de un millón de connacionales tiene, ya hoy, más de 80 años.

En 1995 el Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) llevó adelante un estudio, a través del PAMI, sobre una muestra de 1000 ancianos, a fin de determinar las carencias y consumos de servicios de salud de dicho sector de nuestra población. Entre los resultados obtenidos hubo uno que adquirió significativo impacto y es el referido al uso de medicamentos. La investigación reveló que cada uno
de sus afiliados consumía un promedio 9,6 medicamentos. Una alarmante polifarmacia de diversos orígenes prescriptivos generadora de adicción e iatrogenia en manos de personas ancianas que buscan la solución a sus dolencias.


Donde se encuentra el origen de esta sobresaturación de fármacos en la población de adultos mayores? En principio sabemos que la vejez es una etapa de la vida, que desde el punto de vista médico y psicológico, se transita con diversas dolencias al unísono. La mayoría de los ancianos cursa con un número superior a tres enfermedades al mismo tiempo, detectadas y tratadas por los profesionales de la salud. Existen otras dolencias solapadas y solo visualizadas en el contexto interno de cada individuo, el cual decide explicitarlas o no. Para las primeras dolencias esta el tratamiento farmacológico correspondiente, para las segundas… también. Y en esta última instancia es donde entra en juego la llamada “automedicación”.La conocida historia de permitirse tomar un medicamento “per se” por consejo o recomendación de quienes hicieron uso de ese fármaco con éxito, es de repetición cotidiana. Esto lleva a autorecetarse a millones de pacientes con los consabidos riesgos y producción de más víctimas de lo que se cree. El origen del problema de la automedicación posee diversas vertientes (parientes, amigos, Internet, medios de comunicación, etc.) lo cual transforma la cuestión en una situación de difícil manejo.

Tomar fármacos por cuenta propia, sin la vigilancia de los profesionales correspondientes, no solo se refiere a medicamentos de la industria farmacéutica sino también a la ingesta de productos naturales o sustancias elaboradas por personas empíricas en la materia. De allí los peligros y daños a la salud que tal práctica genera. De esto pueden dar cuenta, con propiedad, los servicios de toxicología de nuestro sistema sanitario. Otra de las consecuencias de la automedicación es el enmascaramiento de la enfermedad, su cronificación o agravamiento, resistencia a los fármacos utilizados o llegar incluso a la dependencia. Un ejemplo típico de este problema, referenciado por los farmacólogos, es el insomnio, que para revertirlo las personas suman y suman medicamentos y remedios caseros, los cuales predisponen a caídas nocturnas, estreñimiento o episodios amnésicos. La consulta oportuna y a veces un cambio en el estilo de vida y/o hábitos nocturnos, revierte el afligente cuadro, muchas veces con la ayuda de una dosis mínima y racional de un fármaco seguro prescripto con responsabilidad científica.
Es de considerar lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama “automedicación responsable”, diciendo que consiste en la obtención de un medicamento recetado anteriormente por el médico u odontólogo para una dolencia que sufre el paciente periódicamente y conoce, por lo tanto, como combatirla. Para los expertos de la OMS, es una fórmula válida en las sociedades desarrolladas. Obviamente existe una clara contraposición de este concepto con lo que hemos expuesto sobre la automedicación o uso indiscriminado de fármacos sin indicación o supervisión del facultativo.
Yendo al punto que nos moviliza, la problemática de la automedicación se torna más preocupante en la tercera edad. Complica la cuestión el hecho imprevisible que conlleva esta práctica, su asociación con el anciano y la sumatoria de una serie de fenómenos típicos de esta etapa de la vida: efectos iatrogénicos de la polimedicación, reacciones indeseables provocadas por la interrupción en la toma de un determinado medicamento y su reemplazo por otro, inobservancia terapéutica, etc.
Encuestas recientes realizadas en diversos países de la Comunidad Europea revelaron que la automedicación se incrementa entre los adultos mayores, más en las mujeres y en las personas de avanzada instrucción (quienes poseen educación universitaria son propensos a la autoprescripción de fármacos). Asimismo es habitual en los ancianos que viven solos y en zonas urbanas no así en las rurales. Por otra parte la Oficina Regional de la OMS para Europa (Copenhague) ha demostrado su preocupación mediante la publicación de dos ediciones de Drugs for the Elderly (Medicamentos para el anciano), un manual que explicita los medicamentos que pueden afectar gravemente a los adultos mayores.

Cuál es la estrategia a emplear ante tan alarmante panorama? Educar e informar deberán ser los pilares de la misma. Sobre todo consolidar la acción responsable de los agente prescriptores (médico u odontólogo) y más aún cuando nuestros pacientes sean añosos (es habitual que el profesional tratante no les pregunte sobre su medicación de base, esa que toman por sus patologías crónicas). Por lo tanto también el equipo de salud debe estar atento e informado sobre el tratamiento en el adulto mayor. Todo un desafío que debemos asumir.


fuente

Gerontofarmacología
Dr. Oscar A. Ojea, Médico Gerontólogo
http://www.fecliba.org.ar

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